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El colesterol es un tipo de grasa muy importante para la salud general de las personas, lo necesitamos para el correcto funcionamiento del organismo, pero en un exceso puede resultar perjudicial. Por este motivo, es importante que sepamos como regularlo, una de las maneras en que podemos hacerlo es a través de nuestra alimentación.

A continuación, os daremos una serie de recomendaciones en cuanto a los tipos de alimentos que tendríamos que consumir y evitar para cuidar de nuestros niveles de colesterol.

Remarcamos que el colesterol en sí, es una grasa NECESARIA

                                                                           

Cereales

Los cereales y sus derivados representan en nuestra dieta la principal fuente de energía, ya que aportan una gran cantidad de carbohidratos. Por este motivo nos interesa consumirlos de forma regular, pero tenemos que vigilar ya que no todas las opciones serán igual de saludables o nos sentaran igual de bien.

En cuanto a los cereales como la pasta y el arroz, siempre optaremos por su versión integral, ya que esta nos aportara una mayor cantidad de fibra, micronutrientes y minerales que su versión refinada.

Frutas, verduras y legumbres

TODAS son recomendables.

Un brócoli, una manzana o una lenteja, nunca serán motivo de preocupación para el colesterol. A demás de los beneficios que suponen estos alimentos por ellos mismos (una altísima cantidad de fibra y vitaminas), una de las ventajas que presentan es el hecho que mientras las ingerimos, no estamos alimentándonos de otros productos no saludables, evitando así los riesgos que estos conllevan.

Dicho esto, tenemos que ver que cosas consideramos como fruta o verdura, y evitar preparados mas procesados como las patatas fritas o las frutas escarchadas. No nos convienen tampoco los preparados de legumbres con alimentos grasos como el beicon o el chorizo.

Huevos, lácteos y derivados

El problema con este tipo de alimentos es la gran cantidad de grasas que contienen, entre las cuales encontramos los precursores del colesterol. Las alternativas a las que podemos optar para seguir disfrutando de estos alimentos serian sus variantes desnatadas, tanto de yogures como de leches.

Por lo que a leches trata, también podemos optar por versiones vegetales como la leche de soja o avena, entre otras.

Con los quesos buscaremos las opciones frescas con menos contenido en grasa, pero nos será más difícil encontrar alternativas, por lo que tendremos que moderar su consumo.

Evitaremos en la medida de lo posible las leches enteras, natas y cremas, y preparados tipo flan, natillas…

Carne y pescado

Por lo que al pescado se refiere, podremos comer la mayoría, siempre que sea fresco y poco procesado.

Buscaremos comer pescado blanco, como la merluza, las doradas, el lenguado o el rape. En cuanto a pescados azules, encontraremos las sardinas, salmón, trucha, anchoas, boquerones. También podemos optar por mariscos, pulpo, sepia, mejillones ...

Básicamente cualquier alimento que provenga del mar, supondrá una buena fuente de proteínas, grasas saludables, omega-3…

En cuanto a las carnes, buscaremos aquellas que tengan un buen contenido proteico. Del pollo y pavo, eliminaremos la piel y la grasa que puedan presentar en exceso. Otra opción a considerar seria la carne de conejo.

Siempre que podamos evitaremos alimentos que presenten un alto grado de procesamiento (embutidos y pates) o sean carnes muy grasas como las del pato.

Tampoco nos interesa consumir frituras comerciales o conservas elaboradas con aceites no saludables.

Otras consideraciones a tener en cuenta

A parte de los ingredientes escogidos para nuestros platos, tenemos que vigilar también como los cocinamos, ya que no será lo mismo freír que hervir, por ejemplo.

Tenemos que intentar cocinar con aceite de oliva siempre que sea posible y evitar otros más refinados como el de palma o coco, así como la mantequilla o la manteca de cerdo.

Podemos usar todas las especias que queramos sin miedo, para dar sabor a nuestros platos. Con las salsas, priorizaremos aquellas elaboradas con aceite de oliva, vinagre, mostaza y alioli. No nos interesa consumir bechamel o salsas con una base lechosa, de mantequilla o grasas animales. Siempre que podamos elaboraremos las salsas en casa en lugar de comprar los preparados comerciales.

Somos conscientes que están muy buenos y a todo el mundo le gusta darse un capricho de vez en cuando, pero, muy a nuestro pesar, no podemos incorporar en nuestra dieta de forma habitual pasteles, repostería, caramelos, postres lácticos o chocolate con menos del 65% de cacao (mayoritariamente azúcar y grasa no saludable).

Los zumos (tanto comerciales como naturales) no son una buena alternativa a otras bebidas, y los refrescos carbonatados, aún menos, ya que contienen muchos azúcares que no nos conviene consumir.

Aunque sean un alimento saludable, debemos vigilar con la cantidad de frutos secos que comemos, ya que estos suponen una fuente de grasa que, aunque sea mayormente saludable, podrían suponer un problema en acumularse según en que preparación. Buscaremos comerlos curdos y sin sal, evitando tostados, garrapiñados, salados y otros.

El colesterol alto es uno de los  riesgos más importantes para desarrollar enfermedades cardiovasculares, conoce como mantenerlo en valores saludables regulando tu alimentación.

                                                                                          

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